Por fin

Hoy, por fin, da la sensación de que podemos decir adiós al invierno. Tras larguíííísimos meses en los que han llegado a Barbastro todas las nieblas posibles, tras este invierno TAN gris, llevamos dos días en los que, tímidamente, las nubes que a ratitos todavía gotean con el único proposito de aferrarse a los últimos días del invierno, dan paso a unos rayos de sol ultrabrillantes. Son casi las siete de la tarde y todavía hay bastante luz. Como consecuencia, la gente nos hemos lanzado a la calle al ver que podemos dejar de ir encogidos y con cara de mala leche por ese frío que cortaba el aliento. Así sin querer nos hemos olvidado la bufanda en casa. Un montón de niños, en lugar de correr a casa después del cole, han quedado en la Plaza del Mercado y si pasas por ahí tienes que andar esquivando a los del fútbol, los de los patines, los que cambian cromos, los de las chapas y, por supuesto, a todas sus madres que les amenazan con que si no meriendan se van a casa. Hoy dan ganas de hacer algunos encarguitos que, como buena procastinadora, he pospuesto por pereza de no salir a la calle demasiado rato. Los rayitos de sol han aumentado la serotonina de los barbastrenses y hoy, en lugar de gruñir un adiós, la gente podía sonreir y pararse a hablar en la calle.