Esto fue lo que me dijo ayer un amigo. Me molestó, pero porque es una verdad como un templo. Y me molestó porque ser rara es un asco. Ser rara te aisla. En realidad no tengo ni idea de cuál es el motivo de mi rareza, no tengo gustos más extraños que los de cualquier otro, ni comportamientos, ni pensamientos, ni uso un lenguaje extraterrestre, ni mezclo el rosa con el rojo cuando visto. Supongo que será la combinación de muchas, muchas cosas.
Y aquí se abre un debate casi tan interesante como el de herencia vs. medioambiente con el que tanto nos machacan en Psicología y de los que nunca se llega a ninguna conclusión: normalidad vs. rareza. Yo creo que no hay nadie normal. Primero porque no tengo ni idea de lo que esa palabra significa y segundo porque hoy en día todo el mundo es un poco algo: un poco neurótico, histérico, hipocondríaco, indeciso, miedoso, obseso, soberbio o ambicioso, qué se yo... ¿Dónde está la línea que divide a la gente normal de la rara? ¿Cuales son las normas sociales que, supuestamente, la gente sigue o ha de seguir? ¿Y rara en cuánto a que? Y en qué momento me salgo yo de esa línea, si no soy mucho de nada...
Ante esta duda existencial surge alguien que, en un amago de consuelo, te dice "no eres rara, eres un poco especial"... Mentira y de las gordas. Cuatro gatos son los que llegan a ser especiales por sí mismos. Somos especiales para la gente que nos quiere por el hecho mismo de que nos quieren, es lo que tienen las vinculaciones afectivas.
Todo esto es porque odio las etiquetas que se refieren a personas, odio definir o encasillar a la gente en un adjetivo, me sabe a poco.Y claro, no me gusta que me definan. Seguramente esto me traerá problemas si algún día me dedico a la psicología pero qué le voy a hacer... soy así de rara.